miércoles

¿Y quién se atreverá a decirme ahora
que no tengo coraje, que no me mezclo
con los demás o que no me apasiono?
Hoy he hecho una fila
de casi media hora en el correo;
soporté toda la fila paso
a paso, percibí el olor
atroz de los varones
y los viejos; también el de las mujeres.
Sentí unas manos que me tocaban el culo,
que me apretujaban. Reconocí
la náusea, y la dejé en el mismo lugar
en donde estaba; mi cuerpo
se llenó de sudor; me expuse
a la pulmonía. NO es en el amor
hacia mí sino en el horror hacia los demás
donde yo me reconozco.

patrizia cavalli

viernes

yo sola acabo

con la mujer

que amo


soy yo

los brazos fuertes que luchan contra la puerta

que quiere cerrar el viento

huracanado de once


soy yo

los brazos fuertes que luchan

por no perder

no embarcarse en el asco

en la marea

o en la tristeza

capitalista del amor

sus deseos sin mí

en esta orgía ininterrumpida

que se proyecta

en las paredes de nuestra casa

en las camas de quienes quieran

conmigo y sin mi

adonde quiera que estemos


deleite de qué abismo
tu puerta sin nada
sagrada comunión con quién
incomulgable

su cuerpo y su deseo
puta ostia para mi redención

apreto los dientes

desgarro la mirada

de toda muerte hedionda


yo sola acabo

con la mujer

que amo

trilladismos citadinos
amortajada norma del amor
te maldigo

digo mil veces

oh mani padme hum

repito mil veces mil

no a la propiedad privada

no a la pivación del amor


me la creo, casi siempre

me creo, le creo

aunque esta mañana suena la calle

demasiado fuerte

suena la ausencia

y mis voces

espantadas con el miedo

ya no puedo

yo sola con nada


imaginar



sin mi y sin el

conocimiento de mi desgracia

de estar sola y no saber

cómo acabo

tan lejos

como la mato

pertinente

para salvarme

por un instante y vuelvo

a amarla con todo

lo que eso implica


con todo

este deseo

que tanto destruye

y tanto alimenta

jueves

‎(...)
la casa respira de tanta oscuridad.

La casa

en su viaje a la hora perfecta

inexplicable


el tiempo aquí

vive de mi vida.


Una boca gritando

otra boca tragando ese grito

y así sucesivamente

hasta derrumbarse.


Cinco

éramos cinco.

Y se fueron perdiendo

aquellas cosas del tiempo

hoy

vuelven mordidas

por la imperfección de la memoria

que anestesia y deforma

cada minuto transcurrido

cada necesidad

cada deseo
(...)

Diego Lebedinsky

viernes

'...Querer ir más allá del mar
es el mar.
Ese murmullo que parece responder
es movimiento,
un rugido
como el fracaso siempre de un deseo
es el deseo.'




Este calor. El sopor. La cara desgarrada roja irritada de sol saliva algo de asco y hambre. Los brazos casi como desprendidos casi como latiendo dolientes de tanto sostener el gesto la pérdida y el cambio. Mutan las sombras de noche a las sombras tangibles del día. Son tan claros ahora. Todo se (re)vuelve tan a la vista. Quisiera decir volver a casa. Quiero decir ahora que si yo me fuera. Qué sería el amor de ese lado. Me deshago en hilos de falta y resta tu presencia. Si yo me fuera ahora. La lengua ampollada y húmeda. La cara ardida. Cuerpos que duermen como si murieran. Como si muertos. El pasillo se traga los pasos. No hay sonidos ni salidas. Arrancamos todas las puertas y sin embargo si yo me fuera ahora nada se interrumpiría. Nada en absoluto. Qué sería el amor en este lado. Cuerpos bengala. Cuerpos cuerpos. Hermosísimos cuerpos. Muertos cuerpos ardidos. Yo no. Ya no estoy muerta. Tomo café en la cocina. Mi lengua rechina. Áspera. ida. Yo no estoy muerta. Bien despierta veo. Mal dormida aguanto. Muy drogada siento. Mis piernas como dos lanzas a punto de. Y no lo hacen

jueves

Si me levanto tan temprano es para no darle nunca la espalda al cielo.
No entiendo cómo ese negro muzgo que queda en el filtro después de varios días de abandono se parece tanto a tus ojos. Lo miro como a un hijo, con piedad de madre.
Si pudiera nombrar. A veces. Decir. Señalar la cosa y separar el nombre. Te creí inofensiva. Piraña, pudiste engañarme.
Me dejaron fuera de alcance, de lo hecho y lo significante.
Se achicaron tus metros hasta lo diminuto. Y así. Creciste en paralelo a vos misma. Temblás. Sabes que venís de muchos mundos iguales a este. Para qué tanta ceremonias. No entendiste lo que vinieron a decirte. Tampoco trataste de entrar. Esperabas que te inviten. Esperabas que te acompañen. Te hiciste la camita de laureles. Te creíste merecedora de la espera.
Si credulamente me creí y me esperé y me canté canciones para dormir y me lavé y me vestí con cuidado y salí a respirar el aire intoxicante de la mañana y sonreí era porque me alcanzaba. Credulamente me alcanzaba con verte para creer que todo estaba bien. Que todo seguía una senda.

sábado


/Abrí los ojos en el siglo
En que moría el cristianismo
Retorcido en su cruz agonizante
Ya va a
dar el último suspiro
¿Y mañana qué pondremos en el sitio vacío?
Pondremos un alba o un crepúsculo
¿Y hay que poner algo acaso?
La corona de espinas
Chorreando sus últimas estrellas se marchita
Morirá el cristianismo que no ha resuelto ningún
( problema
Que sólo ha enseñado plegarias muertas. /

Vicente huidobro

miércoles

martes

me desgarro en la permanencia de tu abrazo

reconocerme en tu voz es como quien dice estar en una parte p e r m a n e n t e

escucharte para devolverme y nunca nunca saber


viernes

"Grita", me ordené quieta. "Grita", me repetí inútilmente con un suspiro de profunda quietud.
La masa blanca se inmovilizó ahora por sobre las capas. Miré el techo, descansando un poco los ojos, que sentía que se habían vuelto profundos y grandes.
Pero si gritase aunque fuese una vez, tal vez nunca mas podría parar. Si gritase, nadie podría hacer ya nada por mi; mientras que si nunca revelase mi carencia, nadie se asustaría conmigo y me ayudarían sin saberlo; pero sólo en tanto no asustase a nadie por haber transgredido las normas. Si lo supieran, se asustarían, nosotros que guardamos el grito en un secreto inviolable. Si diera el grito de alarma por estar viva, me arrastrarán hacia la mudez y la dureza, pues arrastran a los que se salen afuera del mundo.
..._Es que, mano que me sostienes, es que yo, en una experiencia que no deseo nunca más, en una experiencia por la cual me pido perdón a mí misma, estaba saliendo de mi mundo y entrando en el mundo.
Es que yo no estaba viéndome más, solo estaba viendo. Todas una civilización que se había erguido, teniendo como garantía que se mezclase inmediatamente lo visto con lo sentido, toda una civilización que tiene como un fundamento salvarse -pues bien, yo estaba en sus escombros. De esa civilización sólo puede salir quien tiene como función especial el salir: a un científico le es dada la licencia, a un padre se le concede permiso. Peo no a una mujer que ni siquiera tiene las garantías de un título. Y yo huía, con malestar huía.
Si supieses la soledad de esos mis primeros pasos en otra vida. No se parecía a la soledad de una persona. Era como si ya hubiese muerto y diese sola los primeros pasos en otra vida. Y era como si a esa soledad la llamasen gloria, y también yo sabía que era una gloria, y temblaba toda en esa gloria divina primaria que, no sólo no comprendí, sino que rechazaba profundamente.

La pasión según G.H.
Lispector

miércoles










seduce
acarrea
despierta
la sangre en el ojo
o el ojo de la sangre
el nervio latiendo
en el párpado en la cien en las manos

primerísimo primer
plano por plano
lentísimo

incomprensiblemente
de vuelta
es recontra requete sabido,
la pregunta
que nadie quiere hacerse
aunque se sienta en el cuerpo

la incapacidad de ser dos


y caminar sin rodilleras
.