miércoles






Yo no era la indicada para montar esa yegua.

Estábamos en un cerco de campo, muy parecido a un ring.

Yo no quería domarla; negué el rebenque, la fusta, el látigo. Quería que me lleve queriéndome,
que le gusten los 55kg sobre su espina dorsal y vayamos a trote ligero como en una película.

Se desbandó en cuanto, intuyo, supo que mis ordenes eran pedidos de amor.
Entendió su tamaño, que el cerco no era una limitación para su fuerza y saltó, conmigo encima.

Se disparó hacia las otras yeguas que se veían a lo lejos.
Yo apretada contra su lomo
con todos los músculos de mi cuerpo, aterrada x la velocidad,
empecé a cansarme y ella lo supo al instante.

Se irguió como un tótem ante el sol de ese campo muerto de tanta soja
y se deshizo de mi.

Quedé tirada en la tierra, cubierta de polvo, sin ningún hueso sano.

A pesar de tamaño golpe no desperté hasta mucho después,
cuando ya escupía sangre y el cielo se oscurecía

Un nene vino a todo trapo hacia mí con un caballo inmenso y negro. Me agarró la cabeza y con cara de viejo o de gnomo me dijo "usted no es la indicada para montar esa yegua, señora".

Lo ultimo que recuerdo es que me ofendía porque me decía sra.
Y me desperté.


5 comentarios:

-> dijo...

guau

'-.-' dijo...

Miau


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Chanta

-> dijo...

jaja soy ro de incógnito shh

'-.-' dijo...

Ya se, por eso, chanta! <3

paz dijo...

"con cara de viejo o de gnomo"...
tremendo, señora ; )