No más explosiones para mí, no más hartazgos.
Si tu voz
corre para ahogarme
mi lanza se hace llama.
Me esquilo el deseo en pleno invierno para temblar en vida mejor que nadie.
Cae
Acaece.
La gran espalda del mundo.
/Y no alcanzarían ni un millón de noches como esta
ni todo el sabor ni toda la entrega.
¿Decías saber dónde estabas parada?
Podría todo importarme menos
Podría ocupar aún menos espacio.
No me gastes
No son esos violines los que yo escucho.